PERSPECTIVA #1
La oración debe conducir a la estrategia
Hecho: La mayoría de los líderes quieren crecer, pero no tienen una estrategia para hacerlo.
Perspectiva: La mayoría de los líderes desean crecer, pero muchos carecen de la estrategia para lograrlo. Confían únicamente en la oración, creyendo que la oración en sí misma es la estrategia. Si bien la oración es esencial, no debe utilizarse como sustituto de la planificación y la acción. En cambio, la oración debe ser el medio a través del cual recibimos la sabiduría y la dirección de Dios. Los líderes no deben limitarse a orar para que Dios construya su visión; deben buscar el plan de Dios para construirla ellos mismos. El propósito de la oración no es solo recibir poder, sino recibir la sabiduría de Dios.
La verdadera oración es un diálogo: nosotros hablamos con Dios y Él nos responde.
La oración debe conducir a la estrategia
Pregunta: ¿Por qué oró y ayunó Nehemías?
Respuesta: Oró y ayunó para recibir una revelación divina de sabiduría y dirección (Nehemías 1:4-11).
Hecho: Dios no solo le concedió su favor, sino también un plan para reconstruir los muros de Jerusalén.
Nehemías 2:4-8 (NTV) El rey preguntó: —Bueno, ¿cómo te puedo ayudar? Después de orar al Dios del cielo, contesté: —Si al rey le agrada, y si está contento conmigo, su servidor, envíeme a Judá para reconstruir la ciudad donde están enterrados mis antepasados. El rey, con la reina sentada a su lado, preguntó: —¿Cuánto tiempo estarás fuera? ¿Cuándo piensas regresar? Después de decirle cuánto tiempo estaría ausente, el rey accedió a mi petición. Además le dije al rey: —Si al rey le agrada, permítame llevar cartas dirigidas a los gobernadores de la provincia al occidente del río Éufrates, indicándoles que me permitan viajar sin peligro por sus territorios de camino a Judá. Además, le ruego que me dé una carta dirigida a Asaf, el encargado del bosque del rey, con instrucciones de suministrarme madera. La necesitaré para hacer vigas para las puertas de la fortaleza del templo, para las murallas de la ciudad y para mi propia casa. Entonces el rey me concedió estas peticiones porque la bondadosa mano de Dios estaba sobre mí.
El propósito de la oración en el liderazgo
La necesidad de una estructura para el crecimiento
El peligro del éxito sin sabiduría