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FALTA DE CAPACIDAD O ÉTICA LABORAL.
FALTA DE CAPACIDAD O ÉTICA LABORAL.
NO ESTÁN ADECUADAMENTE FORMADOS.
Continuará...
La necesidad de una estructura para el crecimiento
El peligro del éxito sin sabiduría
2 Corintios 8:7 (NTV) Dado que ustedes sobresalen en tantas maneras —en su fe, sus oradores talentosos, su conocimiento, su entusiasmo y el amor que reciben de nosotros — quiero que también sobresalgan en este acto bondadoso de ofrendar.
Mateo 25:15 (NTV) Lo dividió en proporción a las capacidades de cada uno. Al primero le dio cinco bolsas de plata; al segundo, dos bolsas de plata; al último, una bolsa de plata. Luego se fue de viaje.
B. NADIE PODRÁ DESTACAR NUNCA EN UN ÁMBITO EN EL QUE NO ESTÉ DISPUESTO A ESFORZARSE LO NECESARIO.
Proverbios 20:4 (NTV) Los que por pereza no aran en la temporada correspondiente no tendrán alimento en la cosecha.
El discipulado consiste en formar a otros. ¡Decláralo! ¡Soy un formador!
A. LA BIBLIA ES NUESTRO MANUAL DE FORMACIÓN.
2 Timothy 3:16-17 (NTV) Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto. Dios la usa para preparar y capacitar a su pueblo para que haga toda buena obra.
B. LA RESPONSABILIDAD DE UN LÍDER PIADOSO ES ENTRENAR A OTROS PARA QUE DESTACEN EN EL MINISTERIO Y CREZCAN HACIA LA MADUREZ ESPIRITUAL COMO CRISTO.
Efesios 4:12-13 (NTV) Ellos tienen la responsabilidad de preparar al pueblo de Dios para que lleve a cabo la obra de Dios y edifique la iglesia, es decir, el cuerpo de Cristo. Ese proceso continuará hasta que todos alcancemos tal unidad en nuestra fe y conocimiento del Hijo de Dios que seamos maduros en el Señor, es decir, hasta que lleguemos a la plena y completa medida de Cristo.
Efesios 4:12-13 (NTV) Ellos tienen la responsabilidad de preparar al pueblo de Dios para que lleve a cabo la obra de Dios y edifique la iglesia, es decir, el cuerpo de Cristo. Ese proceso continuará hasta que todos alcancemos tal unidad en nuestra fe y conocimiento del Hijo de Dios que seamos maduros en el Señor, es decir, hasta que lleguemos a la plena y completa medida de Cristo.